viernes, 22 de octubre de 2010

Por qué la luna...

El simple fenómeno cósmico de que sea el Sol y no la Luna, el astro que acompaña el tiempo de permanecer despiertos, y de que bajo su hegemonía discurra la vida en general de los habitantes del planeta, lo cual lo hace existencialmente un lugar común, me inspiró siempre una especie de culto hacia la segunda.

No hay, que se sepa, estudio, estadística ni bibliografía ninguna que den cuenta acerca de la mayor o menor importancia que le hayan concedido, por ejemplo, los poetas a uno y otra, no obstante la milenaria tradición sobre la presencia de la luna, ya entreverada en los versos más ilustres o presente en las composiciones de amor más cursis.

Referencias acerca del sol, masculino en la lengua de Cervantes, hay, al menos en Google y en el idioma de Shakespeare (sun) unas 573.000.000, contra 185.000.000 de su contraparte femenina (moon), lo cual pudiera suponer la cierta prevalencia que pueda tener el sol para los seres humanos en general y para los estudiosos en particular.

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